Dolça Fuentes refleja la realidad de un alto porcentaje de estudiantes que son reclamados en diversos países europeos para ejercer una profesión que va mucho más allá de curar un esguince. Eligió su camino hace casi 30 años, un oficio que ha ejercido durante muchos años con pasión que ahora trasmite a los jóvenes estudiantes de la universidad ilicitana.
¿Cómo ha cambiado el ejercicio de la profesión en estos 25 años?
En aquel momento la gente no sabía ni decir el nombre, recuerdo comentarios de «de eso se puede vivir». Cuando terminé mis estudios, trabajé en una clínica de Valencia de un profesor nuestro y recuerdo que los pacientes, cuando venían, realmente no sabían qué clase de profesional les atendía, no tenían muy claro si éramos médicos o qué. Entonces la rehabilitación no estaba tan difundida y la fisioterapia era una desconocida. Ahora continúa siendo una desconocida, hay unos cuantos ámbitos donde es conocida como en el deporte, en la rehabilitación, pero hay muchos ámbitos en los que nadie sabe qué puede intervenir un fisioterapeuta.
¿A qué parte se refiere?
Sobre todo en aquella parte que no se ha desarrollado en atención primaria en los centros de salud. En teoría, los fisioterapeutas de los centros de salud deberían hacer también prevención de problemas y tratamientos, por ejemplo prevención de problemas de espalda, etc., yo durante un tiempo trabajé en centros de atención primaria y tuvimos un tiempo glorioso en el que sí hacíamos prevención. Pero hay muchísimos ámbitos a los que nadie asocia la fisioterapia y que en realidad aportan soluciones; el ámbito genito-urinario, disfunciones sexuales, incontinencia urinaria, problemas respiratorios, en el ámbito de enfermedades como la diabetes, el parkinson, la esclerosis múltiple. En el sector de las artes escénicas y de la música, también se necesitan fisioterapeutas. La fisioterapia es una disciplina preventiva de problemas y de afecciones concretas en todas las edades.
Sin embargo, la fisioterapia se ha desarrollado más como solución a problemas físicos, como en el caso de la rehabilitación, que en el sentido preventivo.
Se ha desarrollado muy poco porque el ámbito preventivo era el que se debía desarrollar en los centros de salud, pero en los centros de salud sólo hay un fisioterapeuta y sobrecargado de trabajo y con una derivación de pacientes geográfica y no según las capacidades de lo que se puede hacer en el centro. Clama al cielo que no se envíe un fisioterapeuta para la atención domiciliaria de pacientes encamados, o que no se utilice la fisioterapia respiratoria para prevenir bronquitis y diversos problemas respiratorios, para aliviar el estreñimiento, para las cefaleas. La fisioterapia tiene un potencial terapéutico que no estamos rentabilizando.
Están mal aprovechados en España pero parece que en otros países los quieren.
Absolutamente desaprovechados, se aprovecha solo el 20% de nuestro potencial. Precisamente uno de los objetivos de la cátedra es la divulgación, porque estamos formando estudiantes de fisioterapia, de los cuales un 30 ó un 40% se van a trabajar a países europeos. Son muy válidos y la fisioterapia como profesión está desarrollada en muchos ámbitos en otros países. En cambio, en España no, la gente no conoce lo que puede hacer un fisioterapeuta, por ejemplo un enfermo respiratorio no te busca para hacer ejercicios, la gente tampoco sabe que atendemos enfermos terminales. En la recuperación después de un ictus hasta hace bien poco tampoco intervenían los fisios. Francia por ejemplo se ha convertido en un gran demandante de fisioterapeutas y hay costumbre de pedir sus servicios para todas estas cuestiones. Nosotros hicimos una experiencia muy interesante en este sentido que fue el programa de gerontogimnasia y promoción de la salud que desde 6 años pusimos en marcha en Sant Joan d’Alacant. Se trataba de hacer una valoración individual de cada persona mayor e intervenciones grupales, aunque se lleva un seguimiento individual de cada persona. En las personas mayores, los fisioterapeutas pueden trabajar en muchos campos, desde la tensión, la elasticidad, la prevención de caídas, la coordinación, la artrosis, etc. Si se aplicara la fisioterapia como prevención nos ahorraríamos gran cantidad de medicamentos.
¿Les crea extrañeza a los estudiantes que empiezan toda esa variedad de posibilidades de la fisioterapia?
Los estudiantes de primero vienen motivados e ilusionados y conforme van conociéndolo, su ilusión se multiplica por diez y empiezan a enamorarse del trabajo, porque tiene muchas vertientes y dentro de cada vertiente hay escuelas ya muy consolidadas. Incluso algún día me ha pasado que no han querido hacer huelga para no perder una práctica.
¿Por qué nace en la Universidad Miguel Hernández la primera cátedra de fisioterapia de España?
Esta cátedra no es una cátedra al uso porque ninguno de nosotros somos catedráticos. Surge a partir de un acuerdo con el Colegio de Fisioterapeutas que actúa como mecenas para que desarrollemos investigación. Los fisioterapeutas somos diplomados y hemos tenido vetada la investigación, todos los que hemos querido dedicarnos a la investigación hemos hecho una carrera paralela que permitiera hacer el doctorado. Y el tercer objetivo es la innovación. Antes los fisioterapeutas se planteaban trabajar en los centros sanitarios públicos o en una mutua o clínica privada. Pero todo eso ya está obsoleto. Para que se pueda desarrollar todas estas ramas desconocidas de la fisioterapia se tiene que desarrollar la innovación y crear nuevos campos de trabajo: por ejemplo: ¿por qué no tenemos fisioterapeutas trabajando en todos los spa y hoteles de la red de servicios turísticos?
El intrusismo afecta mucho a los fisioterapeutas, ¿por qué es tan generalizado?
Los masajistas están muy bien y hacer un masaje lo puede hacer mucha gente. El problema es el masaje terapéutico. El único profesional formado para hacer un masaje terapéutico es un fisioterapeuta que está formado en patología y anatomía, eso no quiere decir que otros profesionales hagan masajes, pero colectivamente hay una confusión porque a veces el masajista no llega a solucionar problemas y se pone a hacer cosas que debería hacer un fisioterapeuta. El intrusismo ha sido devastador en ese aspecto y las empresas que hacen esta clase de cursos de fines de semanas o de unas horas son muy fuertes. Además la gente habla de terapias alternativas y desconocen que la mayoría de ellas son asignaturas y vertientes de nuestra profesión.
¿Es una profesión poco valorada?
Institucionalmente nos deberían valorar más. En la red pública debería haber más profesionales y hay muchos sitios donde el fisioterapeuta puede actuar. Es una profesión muy joven y, por ejemplo, los médicos ignoran muchas de nuestras técnicas y por lo tanto no las prescriben.