El hombro congelado es una causa común de dolor de hombro asociado con un rango de movimiento restringido, tanto en activo como en pasivo.
Esta afección ha sido reconocida como una entidad patológica bastante recurrente durante 150 años y, sin embargo, a día de hoy no se conoce bien por qué se produce.
¿Qué es el hombro congelado?
El hombro congelado, llamado también capsulitis adhesiva, es una condición que habitualmente causa dolor y rigidez en el hombro, generando, con el paso del tiempo gran dificultad para mover dicha articulación.
Es una patología que ocurre aproximadamente en el 2% de la población. Es más frecuente que afecte a personas en edades entre los 40 y 60 años, y ocurre más en las mujeres que en los hombres, especialmente en el hombro no dominante.
La articulación del hombro está formada por una cápsula de tejido conectivo que envuelve huesos, tendones y ligamentos. Esta rodea la cabeza del húmero y su objetivo es facilitar el movimiento, gracias a la lubricación del líquido sinovial, que se encuentra en su interior.
Cuando ocurre la capsulitis, todo este tejido se endurece, lo que provoca rigidez, inflamación y endurecimiento de la articulación. Se desarrollan bandas rígidas de tejido, llamadas adherencias y disminuye el líquido sinovial en la articulación, lo que genera en la mayoría de los casos una gran incapacidad para mover el hombro, tanto uno mismo como con la ayuda de otra persona. Las causas son desconocidas, aunque hay factores que predisponen a padecer de hombro congelado.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo en el hombro congelado?
Las mujeres de mediana edad tienen mayores posibilidades de padecer capsulitis adhesiva, pero existen otros factores que determinan la aparición de capsulitis en el hombro, entre ellos:
- Diabetes y otras enfermedades metabólicas
- Inmovilización del hombro por el tratamiento de una cirugía o fractura
- Alteraciones de la glándula tiroides
- Enfermedades cardiacas
- Enfermedades cardiovasculares
- Lesión en el manguito de los rotadores del hombro
- Enfermedad de Parkinson
- Accidentes cerebrovasculares
- Antecedentes familiares
¿Por qué siento el hombro como si estuviera totalmente congelado?
Esa restricción tan fuerte en el rango de movimiento del hombro, incluso en pasivo, es causado por la retracción de la cápsula glenohumeral, es decir, la cápsula que rodea al hombro.
El volumen de la articulación disminuye debido a esa contracción de la cápsula, limitando el movimiento de la articulación de forma importante.
Lo que ocurre durante el hombro congelado es que se dan cambios inflamatorios con aumento del volumen del líquido sinovial e incremento de vasos sanguíneos y de terminaciones nerviosas en la zona. Incluso en la etapa tardía, el cartílago puede llegar a desaparecer gradualmente y se produce una importante fibrosis, que hace que se produzca un dolor intenso a la mínima que se hace un pequeño movimiento del hombro, sobre todo en las fases más agudas de dolor. Por ese motivo, el hombro se siente como si estuviera totalmente congelado y uno no puede, ni siquiera de forma pasiva realizar movimientos de este ni coger pesos.
Parece que unas de las sustancias más involucradas en la formación de esta patología son las citoquinas proinflamatorias, sustancias muy relacionadas con los procesos inflamatorios relacionados con el estrés.
¿Por qué el hombro es la única articulación que ‘’se congela’’?
Quizás te sorprenda, pero esa rigidez y retracción de la cápsula sólo parece darse en la articulación del hombro, y no en otras articulaciones.
Aunque no se sabe a ciencia cierta, varios autores han planteado la hipótesis de una asociación con un estado crónico de inflamación de bajo grado, lo que podría predisponer al desarrollo del hombro congelado. Esto es porque se ha visto que los niveles en plasma en ayunas de colesterol glucosa, lipoproteínas inflamatorias y otras sustancias están especialmente elevados en las personas con hombro congelado. La diabetes, los trastornos cardiovasculares y los trastornos de la glándula tiroides son afecciones asociadas con inflamación crónica, por ello son patologías muy asociadas a las capsulitis.
¿Y cómo es posible que el hombro congelado sea una condición única del hombro sin condiciones similares en otras articulaciones? Lo cierto es que esto se desconoce, pero existe una teoría evolutiva con respecto a la capacidad de lanzar con precisión y fuerza como una importante habilidad adquirida. Por ello el hombro está construido para tener mucha elasticidad y generar mucho movimiento de rotación externa máxima, cosa que no ocurre en otras articulaciones.
Nuestro estilo de vida actual no tenemos generalmente necesidad de lanzar o realizar actividades por encima de la cabeza, es decir, no reclutamos esa rotación externa máxima del hombro. Por ello, es probable que partes de la cápsula anterior del hombro y los ligamentos no se estén estimulando lo suficiente y que sean más susceptibles a generar aquellas sustancias relacionadas con la inflamación y el desarrollo del hombro congelado.
Esto podría explicar por qué esta patología se observa con menos frecuencia en trabajadores manuales y por qué el lado dominante parece tener menos probabilidades de estar involucrado.
Fases del hombro congelado
El hombro congelado cursa en tres fases diferentes, que pueden durar varios meses:
- Congelamiento
En esta etapa, de «congelamiento», se va teniendo poco a poco cada vez más dolor y, generalmente, a medida que el dolor empeora, el hombro va perdiendo cada vez más rango de movimiento. Suele durar de 6 semanas a 9 meses.
- Congelado
Esta etapa se caracteriza por la rigidez. El dolor podría mejorar durante esta etapa, pero la fibrosis y limitación de la movilidad permanece. Suele durar de 4 a 9 meses y es la etapa donde las actividades diarias pueden ser muy difíciles.
- Descongelado
En la última fase la movilidad del hombro mejora lentamente y el dolor desaparece. La recuperación total tarda entre seis meses y dos años en llegar, aunque es posible que la amplitud de movimientos de la articulación quede reducida.
¿Cuál es el tratamiento desde la fisioterapia?
La capsulitis adhesiva normalmente mejora por sí misma, aunque el tiempo de recuperación puede ser muy largo, de hasta dos o tres años.
El tratamiento inicialmente debe ser conservador, basado fundamentalmente en terapias para controlar la inflamación (por ejemplo medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno) y ejercicios de fisioterapia para recuperar la movilidad y reducir un poco el dolor. En ocasiones, se inyectan corticoides directamente en la zona, los cuales han demostrado disminuir el dolor e incrementar la movilidad hasta 6 semanas.
También será fundamental la educación al paciente, en donde se le describen las fases de esta enfermedad y se le clarifica que la movilidad mejora, pero puede no volver a la normalidad.
En un pequeño número de casos, si el paciente no mejora y los síntomas son severos, se valora la cirugía artroscópica, pero siempre debe ser la última opción.
Será fundamental la valoración por parte de un fisioterapeuta y la prescripción de un programa de ejercicio terapéutico adaptado y progresivo. Realizar técnicas más allá de los umbrales del dolor puede tener un efecto negativo especialmente en las primeras etapas de la enfermedad. En cambio, las movilizaciones llegando al umbral de tolerancia el dolor favorecen la remodelación del tejido.
Es complicado prevenir el hombro rígido, ya que no se conocen con certeza sus causas. En el caso de que nos estemos recuperando de una operación o lesión de hombro que nos impida moverlo, podemos realizar ejercicios recomendados por un profesional sanitario para mantener la amplitud de movimientos.
Por otro lado, si tenemos diabetes o problemas de tiroides, será imprescindible seguir las pautas médicas referentes a medicación y estilo de vida.
BIBLIOGRAFÍA:
https://orthoinfo.aaos.org/es/diseases–conditions/hombro-congelado-frozen-shoulder/
https://rekoveryclinic.com/hombro-congelado-o-capsulitis-retractil/ https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medicina-e-investigacion-353-articulo-actualizacion-traumatologia-deportiva-hombro-congelado-S2214310615300108
Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta).