Los trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) afectan a millones de personas en todo el mundo, interfiriendo con actividades tan cotidianas como hablar, masticar o bostezar. Estos trastornos, comúnmente conocidos como TMD (por sus siglas en inglés, Temporomandibular Disorders), implican una disfunción en la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo. En este artículo hablaremos sobre la etiología, los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento fisioterapéutico de los TMD.

¿Qué son los trastornos de la ATM?
Los trastornos de la articulación temporomandibular (TMD) abarcan una serie de condiciones que afectan a la ATM y las estructuras relacionadas, como los músculos de la masticación y los ligamentos. Esta articulación, una de las más complejas del cuerpo, permite movimientos como abrir y cerrar la boca, además de mover la mandíbula hacia adelante y lateralmente, que son esenciales para masticar, hablar y otros movimientos faciales.
Los TMD son multifactoriales, pudiendo incluir:
- Problemas musculares: Dolor o disfunción en los músculos que controlan los movimientos de la mandíbula.
- Desplazamientos articulares: Afectaciones en los discos articulares de la ATM.
- Trastornos degenerativos o inflamatorios: Condiciones como la artritis que afectan directamente la articulación.

Causas y factores de riesgo para desarrollar un trastorno de la ATM
Los TMD son el resultado de una combinación de factores, y no se atribuyen a una única causa. Entre los factores que contribuyen se encuentran:
El bruxismo es la causa más común de disfunción de la ATM, y suele ser debido generalmente al estrés crónico. Este consiste en el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes debido al estrés, ya sea de día o de noche, siendo un factor de riesgo significativo para desarrollar TMD. Esto genera una sobrecarga de los músculos de la mandíbula y puede acabar produciendo daños en los dientes y en la boca, llevando a dolor y disfunción.
- Desalineación dental o maloclusión:
La forma en que los dientes se alinean al morder puede influir en la posición y función de la articulación temporomandibular. Cuando los dientes no se alinean correctamente, puede haber una mordida desalineada que produzca mayor desgaste y estrés sobre la ATM.
- Traumatismos:
Un golpe directo a la mandíbula o a la cabeza o bien accidentes o lesiones previas pueden afectar las estructuras articulares o los músculos de la ATM, lo que puede llevar a disfunciones a largo plazo.
- Factores degenerativos:
Ciertas condiciones como la artritis degenerativa o la artrosis pueden afectar la ATM y hacer que los cartílagos y estructuras óseas se desgasten, lo que puede causar dolor y limitación del movimiento.
- Luxación o subluxación del cóndilo mandibular:
En casos raros, se puede sufrir una luxación mandibular, es decir, que el cóndilo mandibular se salga de su posición normal en la articulación. Esto puede causar dolor agudo, dificultad para abrir o cerrar la boca y desalineación de la mandíbula.
El pronóstico para los pacientes con TMD varía según la gravedad de la afección y el tratamiento temprano. En la mayoría de los casos, los pacientes que reciben un tratamiento adecuado de fisioterapia, que incluya ejercicio y educación, experimentan una mejora significativa en sus síntomas.
Síntomas de los trastornos de la ATM
Los síntomas de los TMD pueden variar en intensidad y frecuencia, pero los más comunes incluyen:
- Dolor mandibular o facial: El dolor se localiza alrededor de la articulación y puede irradiarse hacia el cuello, el oído o la cara.
- Dolor de cabeza y cuello asociado.
- Dificultad para abrir o cerrar la boca: En algunos casos, los pacientes pueden experimentar bloqueos o limitaciones de movimiento, haciendo que sea difícil abrir completamente la boca, por lo que pueden tener problemas para comer ciertos alimentos.
- Chasquidos o crujidos: Estos sonidos al mover la mandíbula son comunes y, aunque no siempre son dolorosos, pueden indicar una disfunción en la articulación.
- Dolor al masticar o al hablar: Debido a la disfunción muscular o articular, actividades cotidianas como masticar alimentos duros o hablar pueden ser dolorosas.

Diagnóstico de los trastornos de la ATM
El diagnóstico de los TMD debe ser integral, y generalmente incluye una evaluación detallada por parte de un fisioterapeuta o médico especialista. Las pruebas físicas para determinar el rango de movimiento de la mandíbula, la sensibilidad muscular y los posibles sonidos articulares son clave en el proceso diagnóstico, además de la propia historia clínica del paciente.
En algunos casos, se pueden utilizar estudios de imagen, como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, para evaluar el estado de los tejidos blandos y los huesos que componen la articulación.
Un aspecto importante del diagnóstico es diferenciar los TMD de otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, como las cefaleas tensionales, la neuralgia del trigémino o los problemas dentales. La participación de un equipo multidisciplinario, que puede incluir fisioterapeutas, dentistas y médicos, es fundamental para establecer un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.
Tratamiento de los trastornos de la ATM desde la fisioterapia
El enfoque fisioterapéutico para ellos trastornos de la ATM es multifactorial y se basa en aliviar el dolor, restaurar el movimiento normal de la mandíbula y mejorar la función general. La fisioterapia tiene un alto grado de efectividad en el manejo de los síntomas de TMD cuando se combina con otras intervenciones médicas y odontológicas. Algunas de las técnicas fisioterápicas que se usan para tratar a este tipo de pacientes son:
1.Terapia Manual
Esta incluye técnicas de movilización articular, tanto extra como intrabucal y masoterapia y técnicas de tejidos blandos sobre los músculos afectados, como los maseteros, temporales y pterigoideos. Estas intervenciones pueden ayudar a reducir la tensión muscular, mejorar el rango de movimiento y aliviar el dolor articular.

2. Ejercicio Terapéutico
Los ejercicios de movilidad y fortalecimiento muscular son fundamentales para mejorar la función de la ATM. Algunos ejercicios comunes incluyen:
- Estiramientos mandibulares: Ayudan a mejorar el rango de movimiento y reducir la rigidez en la articulación.
- Ejercicios de resistencia: Fortalecen los músculos de la mandíbula y mejoran el control muscular. Se puede poner resistencia con una mano o se pueden utilizar objetos, como un ejercitador de mandíbula.
- Ejercicios posturales: Mejorar la postura de la cabeza y el cuello puede reducir la sobrecarga sobre la articulación temporomandibular, especialmente en personas que pasan largas horas sentadas o mirando pantallas.
- Ejercicios de relajación: Dado que el estrés es un desencadenante común de los TMD, el uso de ejercicios de respiración, acompañado de terapias psicológicas puede ser beneficioso en ciertos pacientes donde el estrés crónico mantenido es el desencadenante principal.
3. Educación terapéutica
La educación del paciente es esencial en el manejo de los TMD. Se les educa a los pacientes en cuanto a su patología, para que entiendan qué es y por qué les está ocurriendo, y se les enseña a evitar malos hábitos que puedan estar contribuyendo al problema, como masticar objetos duros o mascar chicle de forma muy frecuente. Además, se puede recomendar el uso de férulas dentales, especialmente en aquellos pacientes con bruxismo nocturno.
4. Electroterapia
La electroterapia en fisioterapia puede ser útil para los TMD porque ayuda a reducir el dolor y disminuir la inflamación, de tal forma que permita al paciente realizar los ejercicios de rehabilitación con mayor eficacia. Una de las técnicas de electroterapia que más se usan es el TENS, mediante el cual se relajan los músculos de la zona y se modula la percepción del dolor, facilitando la recuperación y aliviando síntomas asociados.
En conclusión, los trastornos de la ATM son una afección común, pero que a menudo pasa desapercibida. Con un enfoque de tratamiento adecuado, que incluya la fisioterapia y otras intervenciones médicas, la mayoría de los pacientes pueden lograr una recuperación significativa y mejorar su calidad de vida. La intervención temprana, junto con la educación del paciente y un enfoque multidisciplinar, es clave para un tratamiento eficaz y para prevenir futuros problemas relacionados con la ATM.
Si sufres de dolor mandibular o dificultad para mover la mandíbula, es recomendable consultar a un fisioterapeuta especializado en TMD, quien puede realizar una evaluación integral y diseñar un plan de tratamiento basado en evidencia científica.
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Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)