La enfermedad de Osgood-Schlatter es una de las causas más comunes de dolor de rodilla en niños y adolescentes, especialmente aquellos que practican deportes. Si tu hijo ha recibido este diagnóstico, es natural que tengas preguntas y preocupaciones. En este artículo, te explicaremos qué es esta condición, cómo se maneja y qué estrategias basadas en evidencia pueden ayudar a tu hijo a recuperarse y prevenir futuras complicaciones.

¿Qué es la enfermedad de Osgood-Schlatter?
La enfermedad de Osgood-Schlatter es una patología de la rodilla que consiste en una osteocondrosis (condición del hueso que afecta al cartílago en desarrollo) por tracción que afecta la tuberosidad tibial. Esta es la protuberancia ósea que se encuentra justo debajo de la cara anterior de la rodilla, donde se inserta el tendón rotuliano.
Básicamente, lo que ocurre es que, en esta patología, las placas de crecimiento de esta área de la rodilla están sometidas a tensión repetitiva debido al rápido crecimiento óseo combinado con actividades físicas de alto impacto, como correr, saltar y cambiar de dirección rápidamente.

Factores de riesgo y síntomas de la enfermedad de Osgood-Schlatter
Esta condición es más común en niños y adolescentes de entre 8 y 15 años, cuando están en fase de crecimiento óseo, particularmente en aquellos que practican deportes que impliquen correr, saltar, cambiar de dirección o arrodillarse repetidamente, como fútbol, baloncesto, gimnasia, atletismo, etc. Además, tiende a ser más frecuente en varones, aunque también afecta a las niñas que participan en actividades deportivas de alta intensidad.
Los síntomas principales incluyen:
- Dolor en la parte frontal de la rodilla, especialmente al realizar actividades físicas.
- Hinchazón o sensibilidad en la tuberosidad tibial.
- Posible prominencia ósea en el área afectada.
La buena noticia es que esta enfermedad generalmente se resuelve por sí sola una vez que el adolescente deja de crecer.
Diagnóstico y tratamiento inicial para Osgood-Schlatter
El diagnóstico de Osgood-Schlatter se basa en la historia clínica y el examen físico aunque, en algunos casos, se pueden usar radiografías para descartar otras afecciones. Una vez confirmado, el tratamiento inicial se centra en aliviar los síntomas y permitir que el tejido se recupere correctamente.

Estrategias de manejo inicial:
- Reposo relativo: Evitar actividades que causen dolor intenso. Esto no significa que el niño deba estar completamente inactivo, pero se deben limitar los movimientos que impliquen saltos, carreras intensas o flexiones profundas de rodilla para no reproducir sus síntomas y agravar el problema.
- Fisioterapia temprana: Una intervención temprana con fisioterapia puede marcar una gran diferencia. Un fisioterapeuta diseñará un programa adaptado para mejorar la flexibilidad, reducir el dolor y fortalecer los músculos que rodean la rodilla, como el cuádriceps y los isquiotibiales.
- Educación para el paciente y la familia: Entender la naturaleza de la condición ayuda a reducir la ansiedad y la incertidumbre. Es importante que tanto el niño como los padres comprendan que esta es una condición temporal y autolimitada.
- Alivio mediante aplicación de hielo y/o analgésicos y antiinflamatorios: El hielo puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Se recomienda aplicarlo durante 15-20 minutos, varias veces al día. Además, medicamentos como el paracetamol o los antiinflamatorios no esteroides (AINEs), como el ibuprofeno, pueden ser útiles bajo supervisión médica.

Consejos basados en evidencia para el manejo a largo plazo
Aunque la mayoría de los niños superan esta condición con el tiempo, un manejo adecuado puede acelerar la recuperación y prevenir complicaciones. Aquí te damos algunos consejos respaldados por estudios:
1. Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento
La tensión en los músculos, especialmente el cuádriceps y los isquiotibiales, puede exacerbar los síntomas de la enfermedad. Los ejercicios de estiramiento regulares tanto de cuádriceps como de isquiotibiales ayudan a aliviar esta tensión.
Por otro lado, los ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps, isquiotibiales, core y cadera principalmente ayudan a mejorar la estabilidad de la rodilla y a volver más resistente al tejido y adaptarlo correctamente a la carga y al deporte que realice el niño. Siempre es recomendable que estos los paute y supervise un fisioterapeuta para que se haga de forma individualizada.
2. Uso de soportes o rodilleras
Las rodilleras o bandas, como el kinesiotape, debajo de la rótula pueden proporcionar soporte adicional y reducir la tensión en el tendón rotuliano, además de dar sensación de seguridad y aliviar los síntomas.
3. Controlar la carga de actividad
Parte del tratamiento consiste en adaptar la actividad física o deporte para evitar el sobreuso y el sobre entrenamiento. Esto implica reducir la intensidad o frecuencia de los entrenamientos deportivos mientras persisten los síntomas. Introducir periodos de descanso planificados puede ser clave para prevenir recaídas.
4. Mantener una comunicación abierta con entrenadores
Informar a los entrenadores deportivos sobre la condición de tu hijo permitirá ajustes en los entrenamientos y evitará actividades que puedan agravar la lesión. También es una oportunidad para enseñar a los niños la importancia de escuchar a su cuerpo y no forzar si sienten dolor.
5. Promover una buena técnica deportiva
La biomecánica incorrecta puede contribuir al desarrollo de Osgood-Schlatter. Un fisioterapeuta o entrenador especializado puede evaluar y corregir la técnica de tu hijo para prevenir lesiones futuras. Esto incluye trabajar en la alineación de las rodillas durante actividades como correr o saltar.
Cuando buscar ayuda médica adicional
Aunque la enfermedad de Osgood-Schlatter suele resolverse sin intervenciones agresivas, hay situaciones en las que es necesario buscar ayuda médica adicional:
- Si el dolor persiste incluso con reposo y tratamiento.
- Si hay signos de inflamación severa o dificultad para caminar.
- Si el niño presenta síntomas en ambas rodillas (aunque esto puede ser común, es importante una evaluación detallada).
- Si el bulto debajo de la rodilla se vuelve muy prominente y doloroso.
- Si el dolor afecta significativamente las actividades diarias, incluso las que no implican esfuerzo físico.
Un especialista podrá evaluar si es necesario realizar pruebas adicionales o considerar tratamientos más avanzados, como terapia con ondas de choque o incluso intervenciones quirúrgicas en casos extremos.
En conclusión, la enfermedad de Osgood-Schlatter puede ser limitar mucho la actividad deportiva de los niños que la sufran, pero con un manejo adecuado se puede recuperar completamente. Recuerda que el reposo relativo, la fisioterapia y los ajustes en las actividades son claves para acelerar la recuperación y reducir el riesgo de complicaciones, además de ser pacientes y mantener la calma.
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Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)